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sábado, 25 de noviembre de 2017

El hijo que mira

Desde que mi madre cogió algo de peso la ropa la aprieta. Una tarde entré en casa con unos amigos y encontré a mi madre durmiendo sobre el sofá con la camisa abierta. Pobrecita, vino tan cansada del trabajo que ni pudo cambiarse de ropa. Nos marchamos a pesar de que mi amigos insistieron en quedarse sin hacer ningún ruido que la despertara.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Menudas tetas tiene tu madre, tío. Ideales para cubanas salvajes.