Odiabas la rutina. Odiabas tu trabajo y odiabas a tu jefe. Era la causa de tu malestar. Viejo de mierda. Tacaño y explotador. El era consciente de eso y te odiaba también, al igual que a tus compañeros. Para el solo eran un numero y nada mas. La clave para tenerte subordinado era hacerte sentir el temor. A ti ya te daba igual quedarte en la calle. No pensabas en eso. Así que tuvo que buscar otras maneras de infundirte miedo.
Y eso fue lo que sentiste al entrar a casa y ver al viejo desnudo con tu madre y tu hermana que tenían los pechos al aire. Su cara era de total satisfacción y jubilo. Sabía bien que no opondrías mas resistencia y tu espíritu estaría finalmente quebrado aceptando tu triste destino.
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