"Ay no te preocupes por mi hijo. Él es así. Ya se le pasara" Dijo tu mama.
No sabías a donde ir. Fuiste a tocarle timbre a tu padre. Pasaron unos segundos y no respondió por lo que tocaste de nuevo. Estabas muy nervioso y ansioso. Muchos pensamientos rondaban tu mente y te perturbaban.
¿Que le había visto tu madre a ese tipo que era mucho mas joven que ella? ¿Que interés tenía él con ella? Y lo sabías bien. Lo primero que se te vino a la mente eran sus atributos físicos, los que hicieron que todos tus compañeros te mortificasen con ello en tus días de escuela. Los que tantas veces fueron ultrajados y homenajeados en fantasías onanistas. Los que te alimentaron cuando eras pequeño. No querías pero se te venían a la mente imagenes de tu madre con ese tipo, lo que te hacía sentir muy incomodo y te daba impotencia.
Tocaste varias veces el timbre hasta que tu padre abrió la puerta sorprendido preguntándote que te pasaba.
"Nada padre. No me pasa nada." Dijiste mientras entrabas a su hogar.
Y la verdad es que a veces los pensamientos muchas veces coinciden con la realidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario