Este es un relato aportado por Max. El mismo está basado en un relato que publique hace un tiempo en una pagina que ya no existe mas (sexosintabues).
La dama decente y el chico de la calle
Un relato sobre Ana, una rectada y refinada señora que siente compasión y ayuda a un chico joven que vende ambulantemente en la calle. De ninguna manera iba a adivinar lo que pasaría a continuación.
Todo sucedió una mañana mientras recorría el vecindario. Ana llevaba un vestido floreado que dejaba ver un poco de sus piernas y unos zapatos de tacón bajo. Cabe decir que se la veía muy bonita y no aparentaba la edad que tenía.
A sus 39 años, Ana es la esposa de un ingeniero petrolero de Poza Rica
muy conocido por su dedicación hacia sus clientes.
Ella es una mujer de
principios y valores, fiel a su esposo, decente, recatada y conservadora. Y
como no, ella se distingue por sus buenas formas: alta, de buen porte con
rostro aristocrático, siempre usa ropa fina, de pelo castaño, tetas medianas,
piel tersa y blanca, labios delgados y ojos color de miel.
Como toda mujer que
tiene 2 hijos, posee caderas anchas de carnes macizas, lo cual es llamativo al
poseer un culo redondo y carnoso, algo que muchos tipos suelen llamar "un
culazo bien rico".
Ninguno de los que la veían caminar por la calle podía dejar de admirar
aquel mujerón, pues su trasero eran de ésos que piden a fuerza que ser tocados,
manoseados y cogidos; sus nalgas respingonas hacían que muchos hombres adultos
y jóvenes, con cualquier motivo, la rocen con sus manos, con el brazo ya sea en
la calle, el supermercado o en el autobús.
Estaba haciendo las compras para el almuerzo, al salir del negocio vio
en la esquina un chico que estaba trabajando como vendedor ambulante. Estaba
vendiendo plantas, nadie parecía comprarle a pesar de que insistía. Su aspecto
era desaliñado, delgado, cara pálida, de nariz ganchuda, medio bajito y con
muchas espinillas en su cara. Sus manos eran toscas con dedos delgados y
largos. El chico tenía 16, era menor por 3 años que su mayor hijo,
aparentemente era de un origen muy humilde y se ve que venía de lejos.
Un viento fuerte paso, despeinando la melena castaña de Ana y levantando un poco su vestido, dejando ver sus nalgas. Varios no perdieron detalle de eso, un motoquero le tocó bocina y le dijo alguna grosería. La hermosa mamá hizo caso omiso de eso y volvió a mirar hacia donde estaba el muchacho. El viento había tirado una de sus plantas desparramando tierra. A ella le dio compasión y se acercó para ayudarlo.
-Gracias señora, yo puedo solo. A Ana le daba ternura, podría haber sido su hijo, pero de hecho era bastante más chico que sus hijos.
Rápidamente le ofreció alguna planta, ella se agacho para ver y eligió una. La compró más por caridad que por otra cosa. Ana agarro la planta, pero llevaba las bolsas de las compras y se le complicaba. El muchacho se ofreció a ayudarla ahora el a ella.
-Gracias, eres muy amable! Dijo la hermosa mama, vivo en la otra cuadra. Dicho esto, el chico puso la planta en un carrito que tenía con las demás y se dirigieron a la casa. Ana caminaba delante de él, disimuladamente le miró el trasero que no pasó inadvertido para aquél chiquillo que vio en ella un gran culo bien formado y con nalgas carnosas, de caderas anchas y muslos gruesos. Conforme caminaban, el chico sentía morbo por ella al ver el contoneo de sus nalgas, mientras Ana le habla, él se pasa películas acerca de cómo se vería su miembro deslizándose entre esos redondos glúteos... su verga comenzaba a ponerse dura y se la tuvo que acomodar para disimular el enorme bulto que se formaba en su bermudas, pues tener ante sus ojos a una mujer madura de bello rostro, piel blanca y melena castaña era algo no cotidiano.
-Y dime, estas solo aquí? El chico le contó un poco su situación, estaba solo y tenía que hacer algo de dinero. Se llamaba Ramón Antonio.
Un viento fuerte paso, despeinando la melena castaña de Ana y levantando un poco su vestido, dejando ver sus nalgas. Varios no perdieron detalle de eso, un motoquero le tocó bocina y le dijo alguna grosería. La hermosa mamá hizo caso omiso de eso y volvió a mirar hacia donde estaba el muchacho. El viento había tirado una de sus plantas desparramando tierra. A ella le dio compasión y se acercó para ayudarlo.
-Gracias señora, yo puedo solo. A Ana le daba ternura, podría haber sido su hijo, pero de hecho era bastante más chico que sus hijos.
Rápidamente le ofreció alguna planta, ella se agacho para ver y eligió una. La compró más por caridad que por otra cosa. Ana agarro la planta, pero llevaba las bolsas de las compras y se le complicaba. El muchacho se ofreció a ayudarla ahora el a ella.
-Gracias, eres muy amable! Dijo la hermosa mama, vivo en la otra cuadra. Dicho esto, el chico puso la planta en un carrito que tenía con las demás y se dirigieron a la casa. Ana caminaba delante de él, disimuladamente le miró el trasero que no pasó inadvertido para aquél chiquillo que vio en ella un gran culo bien formado y con nalgas carnosas, de caderas anchas y muslos gruesos. Conforme caminaban, el chico sentía morbo por ella al ver el contoneo de sus nalgas, mientras Ana le habla, él se pasa películas acerca de cómo se vería su miembro deslizándose entre esos redondos glúteos... su verga comenzaba a ponerse dura y se la tuvo que acomodar para disimular el enorme bulto que se formaba en su bermudas, pues tener ante sus ojos a una mujer madura de bello rostro, piel blanca y melena castaña era algo no cotidiano.
-Y dime, estas solo aquí? El chico le contó un poco su situación, estaba solo y tenía que hacer algo de dinero. Se llamaba Ramón Antonio.
Al llegar a la puerta ella le preguntó:
-Por qué no pasas?, puedo preparar algo para comer. Dijo ella con una sonrisa.
-Señora no quiero ser una molestia. La hermosa mama insistió, así que el accedió gustosamente. Pasaron al edificio, el dejo el carrito con las plantas a un costado y la ayudo con las bolsas. Definitivamente era muy distinto al lugar donde vivía él.
-Siéntete cómodo Ramón Antonio, ya va a estar el almuerzo.
-Gracias señora, dijo mientras se sentaba.
-Puedes llamarme Anaa, me hace sentir más vieja que me digas señora jajá. Puedes ver la tele si quieres.
Ramón Antonio se puso a ver la tele, fue agarrando confianza de a poco. Disfrutaba estar bajo ese techo, mirando la televisión y mirando a la hermosa mama en la cocina. No solía recibir ese trato de la gente y menos aun de una bella mujer. Ella le conversaba desde la cocina, mientras preparaba el almuerzo, él por su parte mientras le hablaba la veía de espaldas, podía ver impunemente sus piernas, subía la mirada hacia sus nalgas.
-Por qué no pasas?, puedo preparar algo para comer. Dijo ella con una sonrisa.
-Señora no quiero ser una molestia. La hermosa mama insistió, así que el accedió gustosamente. Pasaron al edificio, el dejo el carrito con las plantas a un costado y la ayudo con las bolsas. Definitivamente era muy distinto al lugar donde vivía él.
-Siéntete cómodo Ramón Antonio, ya va a estar el almuerzo.
-Gracias señora, dijo mientras se sentaba.
-Puedes llamarme Anaa, me hace sentir más vieja que me digas señora jajá. Puedes ver la tele si quieres.
Ramón Antonio se puso a ver la tele, fue agarrando confianza de a poco. Disfrutaba estar bajo ese techo, mirando la televisión y mirando a la hermosa mama en la cocina. No solía recibir ese trato de la gente y menos aun de una bella mujer. Ella le conversaba desde la cocina, mientras preparaba el almuerzo, él por su parte mientras le hablaba la veía de espaldas, podía ver impunemente sus piernas, subía la mirada hacia sus nalgas.
El
chico tenia las hormonas revolucionadas, algo propio de su edad. Se deleitaba
viéndola, ella desde donde estaba no podía verlo del todo ya que la mesa lo
tapaba. Disimuladamente se tocaba la verga erecta agarrándosela sobre el
pantalón. Fantaseaba que le levantaba el vestido, le corría el calzón hacia un
lado y la penetraba salvajemente. Esta idea lo ponía a mil. Pero la voz de Ana
lo sacaba del trance.
Le preguntaba sobre algo de la comida, el respondió que sí, sin darle mucha importancia. La hermosa mamá se acercaba con una fuente de comida a la mesa. Ramón Antonio estaba hambriento, devoraba su plato. A ella parecía no molestarle su falta de modales, lo entendía. Conversaron placenteramente mientras comían.
-Tengo que ir a mear, Ana haciendo un gesto le indicó donde estaba el baño. Comprendía porque Ramón Antonio era así, el no tenía la culpa.
-No quieres darte un baño, le ofreció ella? El chico apestaba.
El se desvistió y entro a la ducha. Hacía mucho tiempo que no hacia eso. Ahora podía masturbarse libremente, pensaba en la hermosa mamá, en sus tetas y su culo. Imaginaba como se la follaba, pobre Ana, era ultrajada en las fantasías de un chico. Ella recordó que la toalla estaba para lavar, así que buscó una limpia en el placard, se dirigió al baño y tocó la puerta, pero Ramón Antonio estaba muy concentrado en lo suyo y no le respondió. Ella abrió un poco la puerta y acerco la toalla, el no respondía por lo que pidió permiso y entró al baño.
-Ramón Antonio, traje una toalla… dijo mientras quedaba helada. No podía creer lo que veía.
La mampara de la ducha estaba abierta, y podía ver como el chico se pajeaba. No pensaba ver eso, no quería verlo.
-Nene que estás haciendo!? Ramón Antonio boquiabierto la miró, pero no se detuvo.
-Ahhh Anaaa.
-Mocoso pervertido, fuera de aquí! Ella ya se mostraba intolerante, estaba enojada. Aunque estaba nerviosa al mismo tiempo, le había visto la polla al chico, y la tenia del tamaño de un adulto, era grande para su edad.
Reaccionando como pudo, lo tomo del brazo y lo saco de la ducha.
-Te vas ya de aquí! Lo trataba como un niño pero él no lo era. En el movimiento Ramón Antonio tocó con la polla las piernas de la hermosa mama. Ella se asqueó.
-Ohh dios! por favor vete. Decía ella casi sollozando.
-Ana, por favor, mire como tengo la polla, la hermosa madura de reojo miraba el miembro del chico, estaba erecto y parecía que iba a explotar.
Le producía una sensación extraña, que un muchacho casi 20 años menor que ella se la quiera follar la humillaba, pero de alguna manera la excitaba también.
-Eres un casi un niño, por favor detente, aunque su polla era de adulto.
El pese a su complexión delgada para su edad, la sujetaba con fuerza desde atrás. Ella no podía zafarse.
La empezó a manosear, desesperadamente le tocaba las tetas y el culo. La hermosa madura se sujeto de la pared del baño, el metió mano por debajo del vestido. La frotaba sobre la ropa interior, de forma brusca.
-Ramón, basta, no puedes tocarme ahí!. Noo. Ahh, mientras le sobaba una teta y acariciaba su vagina. La voluptuosa mamá sentía una sensación placentera, para ser un chico tan joven tenía buena mano.
Se detuvo y le saco el vestido a la fuerza, tirándolo afuera del baño. Todo parecía indicar que la hermosa mama seria follada por ese mocoso.
Le desabrocho el corpiño dejando al aire libre sus tetas. Ana se cubría el pecho con las manos, el aprovecho para manosearle el culo por encima de la ropa interior. La fantasía con la cual se estaba pajeando hace un momento se estaba por hacer realidad. Su vestido caía hasta los tobillos, ella quiso sacarse los zapatos para que no quede demasiada alta para él, puesto que con sus tacones llegaba a casi 1.76m, pero Ramón Antonio no le dejó: "No señoraa!! Los zapatos déjeselos, me gusta mas así!!" La madre estaba desnuda en ropa interior, corriendo a un costado la tela del calzón el acerco su polla totalmente erecta a la concha y la ensarto.
La hermosa mamá lanzó un gemido, se sujetaba de la pared mientras Ramón Antonio la penetraba torpemente. Sentía como entraba la verga, él la agarraba de las caderas y le daba lentos embates de su pelvis contra sus carnosas nalgas.
-Ohhohh, solo alcanzaba a decir ella, con los ojos cerrados. Se sentía ultrajada, humillada por ese chico que ahora la estaba penetrando.
Ramón Antonio la penetraba como podía, era inexperto, ella nunca sabrá porque lo hizo, pero guió la polla de Ramón Antonio hasta su concha y lo ayudaba a penetrarla.
-si, así, Ra Ramón mmmm. Ya era hora de que admita que disfrutaba tener un pedazo dentro de ella. El muchacho la deseaba y le daba vigorosamente.
-ohhh Ana, sí. Se siente increíble. Ahhhhhh. No alcanzo a terminar esa frase que acabó. Inundó de semen la concha de la hermosa y decente mamá, la lleno de leche, salía y goteaba por sus muslos. Sus piernas temblaban.
La llevo dentro de la mampara, agarró el duchador y la lavó, recorría sus muslos, y dejaba caer el agua sobre su vagina, con las manos estimulaba su clítoris. Ella no lo podía creer. La calentaba mucho.
-ohhhh, ohhh, gemía y retumbaba en el baño, fuera de sí. Había tenido un orgasmo. Esto fue suficiente para poner dura otra vez la polla de Ramón Antonio, que jugaba con sus tetas.
Levantó a Ana y él se sentó en el suelo, haciendo que mama se siente en su polla. Bajaba despacio y subía para luego bajar de nuevo. La verga desaparecía dentro de la concha de Ana, se la tragaba. El chico la tenía más grande que varios hombres con los que ella había estado, sus tetas bamboleaban. Estaba gozando mucho. Con los ojos cerrados gemía.
-Sii Ramón Antonio, asii sigue. Dame. ahhh, ahh. El muchacho le daba, con el vigor de la juventud, disfrutaba a esa mujer madura.
-ohhh si, señora Ana. PLAF PLAF PLAF se escuchaba el golpeteo de la concha de la mama con los huevos de Ramón maximizado por el chapoteo del agua. Disfrutaba mucho y lo calentaban los gemidos de mama.
-Ohhh si pendejo, así. me vas a partir en dos. No aguantó más y tuvo otro orgasmo, gimiendo como una loba. Ramón Antonio no tardo mucho tiempo en largar la leche.
sin duda había sido una de las mejores folladas de su vida, ciertamente la mejor de Ramón Antonio que había debutado con una hermosa mujer de 39.
Se quedaron un rato tirados bajo el agua de la ducha. Lavándose mutuamente, Ana le lavaba las bolas y el pene. Había quedado fascinada por esa verga.
-Vas a estar listo para un tercer round?, le preguntó con una mirada picara.
-Lo que usted diga señora
-Bien, espera en el salón a que yo te llame...
"Me da morbo la idea de follar con este chico, que Dios me perdone pero no lo puedo evitar..." pensaba para sí Ana mientras escogía sus prendas entre su fina lencería. A los pocos minutos salió a la sala y lo llamó... cuando llegó, ella estaba de pie, llevaba puesto un corpiño negro de satín que le apretaba la cintura. Al corpiño iban unidas cuatro tiras que formaban unos ligueros, un par de medias de nylon. Y entre el corpiño y los ligueros, tapando su sexo, llevaba una pantaleta de encaje, muy fina.
Le preguntaba sobre algo de la comida, el respondió que sí, sin darle mucha importancia. La hermosa mamá se acercaba con una fuente de comida a la mesa. Ramón Antonio estaba hambriento, devoraba su plato. A ella parecía no molestarle su falta de modales, lo entendía. Conversaron placenteramente mientras comían.
-Tengo que ir a mear, Ana haciendo un gesto le indicó donde estaba el baño. Comprendía porque Ramón Antonio era así, el no tenía la culpa.
-No quieres darte un baño, le ofreció ella? El chico apestaba.
El se desvistió y entro a la ducha. Hacía mucho tiempo que no hacia eso. Ahora podía masturbarse libremente, pensaba en la hermosa mamá, en sus tetas y su culo. Imaginaba como se la follaba, pobre Ana, era ultrajada en las fantasías de un chico. Ella recordó que la toalla estaba para lavar, así que buscó una limpia en el placard, se dirigió al baño y tocó la puerta, pero Ramón Antonio estaba muy concentrado en lo suyo y no le respondió. Ella abrió un poco la puerta y acerco la toalla, el no respondía por lo que pidió permiso y entró al baño.
-Ramón Antonio, traje una toalla… dijo mientras quedaba helada. No podía creer lo que veía.
La mampara de la ducha estaba abierta, y podía ver como el chico se pajeaba. No pensaba ver eso, no quería verlo.
-Nene que estás haciendo!? Ramón Antonio boquiabierto la miró, pero no se detuvo.
-Ahhh Anaaa.
-Mocoso pervertido, fuera de aquí! Ella ya se mostraba intolerante, estaba enojada. Aunque estaba nerviosa al mismo tiempo, le había visto la polla al chico, y la tenia del tamaño de un adulto, era grande para su edad.
Reaccionando como pudo, lo tomo del brazo y lo saco de la ducha.
-Te vas ya de aquí! Lo trataba como un niño pero él no lo era. En el movimiento Ramón Antonio tocó con la polla las piernas de la hermosa mama. Ella se asqueó.
-Ohh dios! por favor vete. Decía ella casi sollozando.
-Ana, por favor, mire como tengo la polla, la hermosa madura de reojo miraba el miembro del chico, estaba erecto y parecía que iba a explotar.
Le producía una sensación extraña, que un muchacho casi 20 años menor que ella se la quiera follar la humillaba, pero de alguna manera la excitaba también.
-Eres un casi un niño, por favor detente, aunque su polla era de adulto.
El pese a su complexión delgada para su edad, la sujetaba con fuerza desde atrás. Ella no podía zafarse.
La empezó a manosear, desesperadamente le tocaba las tetas y el culo. La hermosa madura se sujeto de la pared del baño, el metió mano por debajo del vestido. La frotaba sobre la ropa interior, de forma brusca.
-Ramón, basta, no puedes tocarme ahí!. Noo. Ahh, mientras le sobaba una teta y acariciaba su vagina. La voluptuosa mamá sentía una sensación placentera, para ser un chico tan joven tenía buena mano.
Se detuvo y le saco el vestido a la fuerza, tirándolo afuera del baño. Todo parecía indicar que la hermosa mama seria follada por ese mocoso.
Le desabrocho el corpiño dejando al aire libre sus tetas. Ana se cubría el pecho con las manos, el aprovecho para manosearle el culo por encima de la ropa interior. La fantasía con la cual se estaba pajeando hace un momento se estaba por hacer realidad. Su vestido caía hasta los tobillos, ella quiso sacarse los zapatos para que no quede demasiada alta para él, puesto que con sus tacones llegaba a casi 1.76m, pero Ramón Antonio no le dejó: "No señoraa!! Los zapatos déjeselos, me gusta mas así!!" La madre estaba desnuda en ropa interior, corriendo a un costado la tela del calzón el acerco su polla totalmente erecta a la concha y la ensarto.
La hermosa mamá lanzó un gemido, se sujetaba de la pared mientras Ramón Antonio la penetraba torpemente. Sentía como entraba la verga, él la agarraba de las caderas y le daba lentos embates de su pelvis contra sus carnosas nalgas.
-Ohhohh, solo alcanzaba a decir ella, con los ojos cerrados. Se sentía ultrajada, humillada por ese chico que ahora la estaba penetrando.
Ramón Antonio la penetraba como podía, era inexperto, ella nunca sabrá porque lo hizo, pero guió la polla de Ramón Antonio hasta su concha y lo ayudaba a penetrarla.
-si, así, Ra Ramón mmmm. Ya era hora de que admita que disfrutaba tener un pedazo dentro de ella. El muchacho la deseaba y le daba vigorosamente.
-ohhh Ana, sí. Se siente increíble. Ahhhhhh. No alcanzo a terminar esa frase que acabó. Inundó de semen la concha de la hermosa y decente mamá, la lleno de leche, salía y goteaba por sus muslos. Sus piernas temblaban.
La llevo dentro de la mampara, agarró el duchador y la lavó, recorría sus muslos, y dejaba caer el agua sobre su vagina, con las manos estimulaba su clítoris. Ella no lo podía creer. La calentaba mucho.
-ohhhh, ohhh, gemía y retumbaba en el baño, fuera de sí. Había tenido un orgasmo. Esto fue suficiente para poner dura otra vez la polla de Ramón Antonio, que jugaba con sus tetas.
Levantó a Ana y él se sentó en el suelo, haciendo que mama se siente en su polla. Bajaba despacio y subía para luego bajar de nuevo. La verga desaparecía dentro de la concha de Ana, se la tragaba. El chico la tenía más grande que varios hombres con los que ella había estado, sus tetas bamboleaban. Estaba gozando mucho. Con los ojos cerrados gemía.
-Sii Ramón Antonio, asii sigue. Dame. ahhh, ahh. El muchacho le daba, con el vigor de la juventud, disfrutaba a esa mujer madura.
-ohhh si, señora Ana. PLAF PLAF PLAF se escuchaba el golpeteo de la concha de la mama con los huevos de Ramón maximizado por el chapoteo del agua. Disfrutaba mucho y lo calentaban los gemidos de mama.
-Ohhh si pendejo, así. me vas a partir en dos. No aguantó más y tuvo otro orgasmo, gimiendo como una loba. Ramón Antonio no tardo mucho tiempo en largar la leche.
sin duda había sido una de las mejores folladas de su vida, ciertamente la mejor de Ramón Antonio que había debutado con una hermosa mujer de 39.
Se quedaron un rato tirados bajo el agua de la ducha. Lavándose mutuamente, Ana le lavaba las bolas y el pene. Había quedado fascinada por esa verga.
-Vas a estar listo para un tercer round?, le preguntó con una mirada picara.
-Lo que usted diga señora
-Bien, espera en el salón a que yo te llame...
"Me da morbo la idea de follar con este chico, que Dios me perdone pero no lo puedo evitar..." pensaba para sí Ana mientras escogía sus prendas entre su fina lencería. A los pocos minutos salió a la sala y lo llamó... cuando llegó, ella estaba de pie, llevaba puesto un corpiño negro de satín que le apretaba la cintura. Al corpiño iban unidas cuatro tiras que formaban unos ligueros, un par de medias de nylon. Y entre el corpiño y los ligueros, tapando su sexo, llevaba una pantaleta de encaje, muy fina.
El chico fue rápidamente hacia ella. La besó en los labios, Ana se había
maquillado un poco. Ella abrió su boca y dejó que el chico metiera torpemente
su lengua dentro de su boca. Su erección se hizo evidente.
- "¿Te gusto?... " Le dijo mientras Ana se separaba de él y daba una vuelta sobre sí misma.
- Mucho, respondió el chico. Por detrás de ella, Ramón Antonio pudo ver ese gran culo que tanto deseaba, con esas pantaletas de encaje que le realzaban sus dos cachetes.
En eso Ana se hincó frente a él, acercó sus labios a la pija del chico y mirándolo fijamente se la metió en la boca.
-Ohh señora Ana, es increíble. Decía mientras la mamá le hacia su primera mamada.
-Como me gusta esta suave cabeza, este duro tronco y estas pelotas. Decía ella recorriendo el pene y lamiéndole los huevos. Como era de esperarse el chico ya estaba listo para otro round.
-"Vamos a la habitación" le decía ella, tomándolo del pene y llevándolo a la cama matrimonial.
Entraron a la habitación y Ana se abrió bien de piernas esperando recibir su pedazo. El chico se agachó delante de ella, lentamente le sacó su pantaleta con sus manos y empezó a lamerle el coño, muy despacio al principio, hasta que le metió la lengua dentro, y se la comenzó a pasar desde el culo hasta el clítoris. Después de unos minutos el muchacho la penetró, era bueno clavando.
-¡¡Ohhh si bebe, dame maaas aaaaah!! decía Ana, que disfrutaba las embestidas del chico.
Para estar más cómodos Ramón Antonio le pidió cambiar de postura, la dio la vuelta y la puso en cuatro. El hermoso y redondo culo en pompa de Ana frente a él fue todo un regalo para su vista. El chico masajeó un instante las carnosas nalgas de la hermosa mamá antes de volver a llevarle su polla a su vagina. Antes de meterla, frotó su miembro erecto arriba y abajo por el exterior del coño mojado, abriéndole los labios vaginales y frotándole también el clítoris, excitándola muchísimo.
Ese jovencito había aprendido cómo hacer gozar a una mujer, no había duda. Le hundió de nuevo la pija y tomándola de las caderas reanudó sus embestidas. Ana estaba apoyada con los antebrazos sobre la almohada, y en la ventana con la persiana bajada que daba a su balcón vio reflejada la imagen del chico follándosela por detrás con cara de triunfo y satisfacción, y ella debajo con sus grandes pechos rebotando de nuevo arriba y abajo. Ramón Antonio la miró a través del reflejo de la ventana y sonrió maliciosamente...
Qué indescriptible placer debía suponer para él, a sus 16 años, tener así a una señora de clase en lencería, de bello rostro, piel blanca y melena castaña, cogiéndola a placer. Ramón Antonio ahora tenía sus manos agarrándole sus caderas anchas de carnes macizas, sus embestidas eran más fuertes y rápidas al ver rebotar las carnosas y rosadas nalgas de ese culazo bien rico y deseado por muchos tipos de la calle ...
-¡¡Aah señora Anaaa!! que nalgotaaas mamacitaaa!!
Al oír eso, un nuevo orgasmo recorrió todo el cuerpo de Ana como si la hubieran electrizado, ella tuvo que agarrarse a los bordes de la cama y ahogar con fuerza los gemidos que brotaban de su garganta.
-AAAAHHHHGGGGGGGGGGGGGG siiiiiiiiiiiii pendejoooooooooo ahhhhhhhhhhh!!! Ahhhhhhhyyyyyyyyyyyyy!!
- Aaaaaaah....aaaaaaaah... señoraaaa
Estuvieron así hasta las cuatro de la tarde aproximadamente, Ana tenía que recoger a su menor hijo de la escuela, lo despidió y le dijo que podía volver a venir. Que le prepararía algo rico para comer
Ramón Antonio había vendido una planta, había comido, se había bañado y por supuesto se había tirado a una señora de clase. Sin duda tuvo un día de suerte
- "¿Te gusto?... " Le dijo mientras Ana se separaba de él y daba una vuelta sobre sí misma.
- Mucho, respondió el chico. Por detrás de ella, Ramón Antonio pudo ver ese gran culo que tanto deseaba, con esas pantaletas de encaje que le realzaban sus dos cachetes.
En eso Ana se hincó frente a él, acercó sus labios a la pija del chico y mirándolo fijamente se la metió en la boca.
-Ohh señora Ana, es increíble. Decía mientras la mamá le hacia su primera mamada.
-Como me gusta esta suave cabeza, este duro tronco y estas pelotas. Decía ella recorriendo el pene y lamiéndole los huevos. Como era de esperarse el chico ya estaba listo para otro round.
-"Vamos a la habitación" le decía ella, tomándolo del pene y llevándolo a la cama matrimonial.
Entraron a la habitación y Ana se abrió bien de piernas esperando recibir su pedazo. El chico se agachó delante de ella, lentamente le sacó su pantaleta con sus manos y empezó a lamerle el coño, muy despacio al principio, hasta que le metió la lengua dentro, y se la comenzó a pasar desde el culo hasta el clítoris. Después de unos minutos el muchacho la penetró, era bueno clavando.
-¡¡Ohhh si bebe, dame maaas aaaaah!! decía Ana, que disfrutaba las embestidas del chico.
Para estar más cómodos Ramón Antonio le pidió cambiar de postura, la dio la vuelta y la puso en cuatro. El hermoso y redondo culo en pompa de Ana frente a él fue todo un regalo para su vista. El chico masajeó un instante las carnosas nalgas de la hermosa mamá antes de volver a llevarle su polla a su vagina. Antes de meterla, frotó su miembro erecto arriba y abajo por el exterior del coño mojado, abriéndole los labios vaginales y frotándole también el clítoris, excitándola muchísimo.
Ese jovencito había aprendido cómo hacer gozar a una mujer, no había duda. Le hundió de nuevo la pija y tomándola de las caderas reanudó sus embestidas. Ana estaba apoyada con los antebrazos sobre la almohada, y en la ventana con la persiana bajada que daba a su balcón vio reflejada la imagen del chico follándosela por detrás con cara de triunfo y satisfacción, y ella debajo con sus grandes pechos rebotando de nuevo arriba y abajo. Ramón Antonio la miró a través del reflejo de la ventana y sonrió maliciosamente...
Qué indescriptible placer debía suponer para él, a sus 16 años, tener así a una señora de clase en lencería, de bello rostro, piel blanca y melena castaña, cogiéndola a placer. Ramón Antonio ahora tenía sus manos agarrándole sus caderas anchas de carnes macizas, sus embestidas eran más fuertes y rápidas al ver rebotar las carnosas y rosadas nalgas de ese culazo bien rico y deseado por muchos tipos de la calle ...
-¡¡Aah señora Anaaa!! que nalgotaaas mamacitaaa!!
Al oír eso, un nuevo orgasmo recorrió todo el cuerpo de Ana como si la hubieran electrizado, ella tuvo que agarrarse a los bordes de la cama y ahogar con fuerza los gemidos que brotaban de su garganta.
-AAAAHHHHGGGGGGGGGGGGGG siiiiiiiiiiiii pendejoooooooooo ahhhhhhhhhhh!!! Ahhhhhhhyyyyyyyyyyyyy!!
- Aaaaaaah....aaaaaaaah... señoraaaa
Estuvieron así hasta las cuatro de la tarde aproximadamente, Ana tenía que recoger a su menor hijo de la escuela, lo despidió y le dijo que podía volver a venir. Que le prepararía algo rico para comer
Ramón Antonio había vendido una planta, había comido, se había bañado y por supuesto se había tirado a una señora de clase. Sin duda tuvo un día de suerte
Un día, su hijo menor Daniel, buscando en su placard no encontraba
algunas prendas. Si bien estaban un poco
desgastadas las seguía usando, su mamá le dijo que las había donado, que se
debe ser solidario porque hay gente que la necesita más.
Ana era tan buena,
sólo que Daniel ignoraba en que se basaba la solidaridad y hospitalidad de su
hermosa mamá.
Continuará...
2 comentarios:
Que buen relato, espero que siga la continuación. Tal vez que ella se enamore
Buenisimo relato, Maxmass como siempre interpretando a la perfección las mamis nalgonas amas de casa siendo enculadadas por macarras y malvivientes, morbo puro!!! Aqui les dejo el link del blog de este magnifico autor por si quiere leer más historias como está http://pasiondemoms.blogspot.com
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